El 80% de las personas socias de ULMA y el 70% de las de ORONA han votado a favor de su salida de la Corporación.
Ahora Mondragon tiene 11.000 personas trabajadoras menos porque dos de las grandes empresas del área industrial, Ulma y Orona, han decidido salirse de grupo buscando mayor autonomía en la gestión. Así lo votaron el 80,5% de los socios y socias de Ulma y el 70% de los de Orona, ratificando el ‘coopexit’ que llevaba meses anunciado. Con ellas se va el 15% de las ventas del grupo -entre las dos suman más de 1.700 millones de facturación- y un 13% en puestos de trabajo.
“Mondragon inicia una nueva etapa”, decía la dirección de grupo tras conocer el resultado de la votación, asumiendo la pérdida. A partir de ahora se verá si el alcance de la crisis del gigante cooperativo va más va allá de las cifras, si se pone en cuestión el propio modelo de gestión de la corporación basado en la solidaridad entre las cooperativas, si la salida de Ulma y Orona es el principio de más fugas de las grandes, o si, por el contrario, Mondragon se reinventa, cose el roto, y resurge más fuerte y con sus empresas más unidas. Las dos empresas salientes, eso sí, se mantendrán dentro de la red que permite recolocaciones entre cooperativas en caso de desempleo.
Lo cierto es que Ulma y Orona seguirán siendo cooperativas, aunque sin estar bajo el paraguas de Mondragon, lo que supone que dejarán de aportar a ese fondo solidario, pero su intención es mantener las aportaciones a Lagun Aro, la compañía de seguros y EPSV (entidad de Prevision Social Voluntaria) de empleo de la corporación a través de la que completan sus pensiones, o a Mondragon Universitatea, y seguir colaborando con Mondragon. Otra cosa es como se canaliza esa colaboración. Después de muchas semanas de desencuentros y acusaciones cruzadas como no se conocían en el grupo, caracterizado por ser bastante parco en sus comunicaciones públicas, tendrán que calmarse mucho los ánimos antes de poder arrancar cualquier posible negociación de colaboración futura.
Fuente: El Diario