Relacionar los valores cooperativos con la digitalización puede parecer algo teórico, pero concreto y verdadero. Además, ha llegado en un momento adecuado a las órdenes de un algoritmo para dar voz y dignidad a los trabajadores que trabajan en condiciones lamentables.
Internet está controlado por nombres como Google, Uber o Amazon. No son más de 60 empresas. Muchas de ellas son plataformas digitales. Median en negocios reales fuera de la red. Tienen bolsas de trabajo grandes, pero no las consideran como tales. No hay salario mínimo, horas extras y protección. La empresa no pone medios de trabajo, ni atención sanitaria, ni seguros de desempleo y accidente. Tampoco está obligado al pago de la seguridad social.
La propiedad extensa es una de las claves
Scholz es profesor e investigador de la Universidad de EE.UU. The New School. Platform Cooperativism Consortium es también fundador y director del consorcio para la formación y crecimiento de cooperativas. Explica que las plataformas digitales tradicionales tienen una serie de ventajas: «Proporcionan un acceso rápido al trabajo y ofrecen un servicio barato a los consumidores. Pero no son sostenibles. En los servicios de distribución, las empresas económicamente hinchadas abaratan los viajes para ser más competitivas y destruyen el sector. Los trabajadores reciben un salario muy bajo, lejos del mínimo, y no saben cuánto van a ganar o si van a ganar cada mes».
En Pandemia, las plataformas digitales no cooperativas han aumentado las desigualdades económicas. Por ello, Scholz defiende que las organizaciones que siguen los principios cooperativos favorecen enormemente. Uno de estos principios es la amplia propiedad que se distribuye entre los trabajadores y usuarios. «Las decisiones democráticas y los procesos participativos son la clave. Cada persona tiene voz y voto. Esto es muy valioso porque dignifica a los trabajadores. He hablado recientemente con un conductor que antes trabajaba en Uber. Ahora está en una cooperativa y gana de forma parecida, pero las condiciones de trabajo son muy diferentes. No teme un despido constante, puede organizar la dirección de la empresa y sus compañeros la respetan. La diferencia es evidente».
Algunas cooperativas de plataformas nacieron en la peste. Para una puerta, a las personas que no podían salir de casa les permitieron comprar en las tiendas del barrio y luego se deshicieron. Otros siguen adelante. En el País Vasco tenemos, por ejemplo, a Ekarri Coop., a Botxo Riders y a Trokal.
El experto estadounidense destaca que la economía digital cooperativa es un proceso con éxito. «Son 6.000 conductores y controlan la empresa del Driver’s Coop de Nueva York. Compiten con Lyft. Numerosos artículos de los diarios dicen que las plataformas cooperativas están matando a Google y a Apple, pero yo creo que no es así. Arizmendiarreta no nació para destruir la competencia, sino para competir y satisfacer las necesidades de los socios».
Eraman Coop pedaladas por una ciudad sostenible y buenas condiciones de trabajo
«Fue una tormenta perfecta; vine del norte de Europa, era ingeniero, trabajaba en torno a la sostenibilidad y movilidad de las ciudades, y descubrí Zama bizikletak. Estando en Vitoria, en plena pandemia conocí a Paul. Quién realizó un reportaje para ‘Argia’ sobre las condiciones laborales de los distribuidores». Así empezó Joan Coop. cooperativa, contó Juan Lator.
Juntaron todas las acciones posibles para crear condiciones de trabajo dignas, para tener turnos largos y cómodos, sin esperar a que entrara un pedido
Se incorporó a la federación mundial de Coop-Cycle. En ella han puesto el dinero entre todos para desarrollar un software, las ideas, por ejemplo, lo que cobran a cada tipo de cliente. «Nos dimos cuenta de que no podíamos influir en Pamplona o en Bilbao si no trabajamos a nivel de Euskal Herria. Por ello, estamos trabajando en la constitución de una federación más pequeña dentro de Cycle Coop. Son modelos que se pueden copiar y para difundirlos tenemos que compartir, tener una red.»
Una vez obtenido el visto bueno del lago, se está estudiando el modelo a utilizar y están en contacto diariamente para distribuir a los clientes. En la práctica, está en marcha la federación cooperativa vasca que aún no tiene nombre.
En Eraman Coop. «Todos cobramos igual, siempre por hora. Esto es importante porque la mayoría de los distribuidores cobran por la entrega realizada. En la asamblea discutimos el trabajo que cada uno quiere hacer», explica Paul Lator.
E Coop. ha crecido mucho, de cuatro socios en un principio a 19. «Llegaron para parar muchas necesidades de confinamiento y hemos conseguido esa masa crítica para dar una nueva salida a la ciudad.
Fuente: NAIZ – Maide Iantzi