En una jornada-taller organizada por el Observatorio del Tercer Sector Social de Euskadi, Zaloa Pérez de REAS Euskadi y Ander Bergara de EMAKUNDE presentaron las principales novedades de la modificación de la Ley 4/2005 para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.
Tal y como presentaron, la modificación de la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres que ha entrado en vigor el 18/03 supone un avance desde la perspectiva de su redacción y la incorporación de enfoques y conceptos procedentes de la teoría feminista y, también, algunas de las demandas históricas del movimiento feminista de Euskal Herria.
Una ley que nace con vocación de integralidad y transversalidad, pero, desde su perspectiva, nace también, con algunas debilidades: un presupuesto insuficiente (1% del presupuesto general, aunque para 2030 se plantea alcanzar el 1,5%), una EMAKUNDE debilitada por la nueva posición que esta ley le otorga en el organigrama y mucho trabajo por hacer para concretar los mandatos de esta ley en instrumentos concretos que hagan posible su implantación.
Las principales novedades que introduce la ley las han recogido en un documento. En la jornada, resaltaron algunos de los elementos del espíritu de esta ley que son muy significativas:
En primer lugar, la referencia que se realiza a la necesidad de transitar hacia un modelo económico que sitúe la sostenibilidad de la vida en el centro. En este sentido, el movimiento feminista lleva tiempo señalando que la igualdad real entre mujeres y hombres no es posible en el marco de un sistema que se construye (y reproduce) sobre las desigualdades y, en especial, sobre la desigualdad de género.
El segundo elemento es el enfoque interseccional que aparece en esta modificación y que nace de la idea de que el género se cruza con otras variables (procedencia, etnia, diversidad…) complejizando las identidades, condiciones de vida y posiciones de las mujeres en el sistema socioeconómico. Uno de los retos estará en aprovechar toda la potencialidad que esta perspectiva tiene unida, por ejemplo, al desarrollo de políticas antidiscriminatorias.
Otro de los elementos significativos es que esta ley trata de poner las violencias machistas que se ejercen contra las mujeres en el centro y ser garante de una vida libre de violencias machistas. Se avanza en una definición amplia de estas violencias desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres y se incorporan nuevas tipologías, como son, la violencia digital, la obstétrica o la que se ejerce contra el entorno que apoya a la víctima.
Por último, se apela a la necesidad de impulsar un cambio en la cultura y la práctica empresarial y organizacional desde la consideración de las entidades como titulares de responsabilidades en la construcción de espacios equitativos y el fomento de una cultura organizacional no machista. Utiliza, para ello, la Compra Pública Responsable y las bases reguladoras de las subvenciones como método para impulsar estas transformaciones en la empresa privada.
Se ha dado mucha importancia a este elemento, ya que el tercer sector social vasco está altamente feminizado (más del 70% de las trabajadoras y voluntarias son mujeres). Se trata de un sector que ofrece posibilidades de trabajo remunerado en condiciones dignas a las mujeres, sin embargo, necesitan transformar la cultura y espacios de trabajo ya que, las organizaciones, habiendo sido mayormente fundadas por y para hombres, sus sistemas de trabajo, estructuras, normas, etc. tienden a reflejar experiencias de hombres y valores masculinos. Por otro lado, tienen que intervenir en el ámbito privado, para asumir de manera corresponsable entre mujeres y hombres el cuidado de la vida.
El tercer sector puede convertirse en un espacio que atienda las necesidades prácticas de las mujeres y ofrezca más y mejores posibilidades para combinar nuestras dobles y triples jornadas pero que no cuestione las relaciones de poder y desigualdad que son la base de la discriminación y la violencia.
Fuente: REAS Euskadi