El sector energético está siendo protagonista los últimos meses ya que, por desgracia y como es habitual, los intereses geopolíticos y económicos mandan por encima de las necesidades de las personas. La volatilidad e inestabilidad en los precios conlleva efectos negativos para el conjunto de la economía y supone una auténtica pesadilla para las familias más vulnerables.
En 2021, el IPC del sector de la vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles aumentó un 23,3%, dificultando el acceso universal a estos bienes y servicios esenciales. Y en 2022, la situación todavía ha empeorado más. La realidad ha sido que los precios no han parado de subir, llegando sucesivamente a máximos históricos hasta las caóticas cifras actuales. Y la “libre competencia” ha acabado generando, en el estado español, un mercado en el que ENDESA, IBERDROLA y NATURGY se reparten el 90% del pastel.
En paralelo, la ciudadanía ha buscado crear respuestas que sí respondan a sus necesidades y que pongan en el centro las personas y al planeta por encima de los beneficios económicos. Los últimos años han proliferado distintos proyectos cooperativos de generación y consumo de energía renovable con lo que se avanza para recuperar la soberanía energética desde proyectos descentralizados, democráticos y arraigados al territorio. Claros ejemplos de ellos son los casos de GoiEner o Som Energia, con más implantación y recorrido, pero muchos más se están desarrollando. De hecho, a nivel europeo, este tipo de cooperativas llevan muchos años operando. REScoop, una federación europea que agrupa cooperativas ciudadanas de energía consta, actualmente, de casi 2.000 cooperativas socias que representan, conjuntamente, a más de 1,25 millones de personas.
El problema del aumento de precios de la electricidad
La subida tan abrupta de precios en el mercado eléctrico de los últimos meses ha tensado, de manera crítica, la tesorería de estos proyectos cooperativos de producción y comercialización de energía renovable. Además, una de las medidas del gobierno para mitigar el aumento de la factura de electricidad a los hogares fue la de rebajar el IVA del 21 al 10% y, así, dejar de tratar la electricidad como un bien de lujo. Pero las comercializadoras deben sostener la diferencia del IVA entre la compra y la venta hasta que se compense la diferencia, con el impacto que esto comporta sobre su tesorería.
La respuesta desde la economía transformadora y las finanzas cooperativas
La economía transformadora y las finanzas éticas y cooperativas hace años que trabajan para crear alternativas. En concreto, Coop57 ha concedido, los últimos meses, préstamos por un valor de 2’5 millones de euros a GoiEner y Som Energia con el objetivo de dotarlas de la fortaleza financiera necesaria para que puedan seguir desarrollando su actividad de producción y comercialización en el mercado eléctrico. Desde el compromiso político y social, la intercooperación y siendo conscientes que, en momentos de dificultad, es cuando es más necesario que nunca unir esfuerzos.
Fuente: Koop57 Euskal Herria