Opinión: Ignacio Bretos, “Economía Social y Crisis Económica: La importancia de contar con datos estadísticos para lograr una mejor visibilización de los resultados del sector”

octubre 23, 2015 | Sin categorizar

Ignacio Bretos.

Instituto GEZKI de Derecho Cooperativo y Economía Social.

Observatorio Vasco de Economía Social (OVES/GEEB).

 

 

En el marco de la crisis económica que venimos padeciendo ya desde el año 2008, las organizaciones que forman parte del sector de la economía social en el País Vasco están siendo capaces de hacer frente a esta difícil coyuntura en mejores condiciones que el conjunto de la economía general de la Comunidad Autónoma Vasca. En este sentido, están manteniendo e incluso generando puestos de trabajo con unas condiciones laborales dignas en un contexto de fuerte destrucción y precarización del empleo.

 Las cooperativas y sociedades laborales están sacando adelante proyectos empresariales entroncados en valores solidarios y democráticos y guiados por una gestión centrada en la persona. Los centros especiales de empleo y empresas de inserción están desempeñando una tarea excepcional en el ámbito de la inserción socio-laboral de los colectivos de la sociedad que más dificultades tienen para acceder al empleo, en unos tiempos laborales especialmente difíciles para estas personas.

 Otras entidades enmarcadas en el sector de la economía social, en concreto las asociaciones y las fundaciones, están experimentando una mayor profesionalización, esto es, se está produciendo un trasvase del trabajo voluntario al trabajo remunerado, siendo capaces por tanto de crear empleo durante estos años de crisis. Oinarri S.G.R., la única sociedad de garantía recíproca del estado especializada en economía social, ha seguido proporcionando avales durante estos años de crisis a diversas entidades de la economía social vasca, erigiéndose como una herramienta clave para desarrollar la actividad económica de muchas de estas organizaciones. Las sociedades agrarias de transformación y las cofradías de pescadores están logrando capear, en condiciones relativamente satisfactorias, el temporal de la crisis en sus respectivos sectores de actividad.

 Los diversos estudios realizados desde el Observatorio Vasco de Economía Social (OVES/GEEB) sobre la situación de la economía social así lo corroboran: la economía social vasca está siendo capaz de soportar la crisis mejor que la economía convencional tanto a nivel de mantenimiento del número de empresas y empleo, como en términos económicos.

 Sin embargo, dichos estudios no están exentos de sus propias limitaciones, derivadas fundamentalmente de la falta de datos estadísticos que sean completos, homogéneos y continuados para todos los años de la crisis sobre la totalidad de entidades que conforman el ámbito de la economía social.

 En relación a las entidades con mayor peso dentro del sector de la economía social, como son las cooperativas, sociedades laborales, centros especiales de empleo y empresas de inserción, existe mayor información y datos que son accesibles y, en muchas ocasiones, públicos. Por el contrario, existen mayores dificultades para obtener datos provenientes de otras entidades que, como decimos, también forman parte de esta realidad.

 Como sugiere el último trabajo elaborado desde el OVES/GEEB “Economía Social Vasca y Crisis Económica: análisis de su evolución socioeconómica entre 2009 y 2013”, que será publicado próximamente, la economía social responde, tanto en términos absolutos como relativos, todavía mejor a la crisis cuando tenemos en cuenta los datos de todas las entidades que conforman el sector, y no sólo los de las entidades que tradicionalmente han sido consideradas parte de la economía social, como las cooperativas y sociedades laborales.

 Parece por tanto fundamental contar con datos estadísticos rigurosos, completos, homogéneos y continuados sobre el conjunto de entidades que configuran el sector de la economía social en el País Vasco. Presumiblemente, esto facilitaría una mejor visibilización de la economía social como herramienta para lograr una salida justa y social de la crisis. Asimismo, podría fortalecer la posición y capacidad de negociación de las diferentes entidades de la economía social en los procesos de diálogo social y frente a las administraciones públicas, consiguiendo en definitiva una mayor visibilidad social.