El movimiento de la Economía Social Transformadora nació en Euskal Herria hace diez años, enmarcado en la red Olatukoop. En este tiempo no se ha hecho poco: se han puesto en marcha once cooperativas e iniciativas y se ha ampliado la red. Pero los retos tampoco son de cualquier tipo, desde los valores democráticos de la economía y centrado en las personas, impulsar proyectos enraizados en el territorio, entre otros.
La realidad económica y social de Euskal Herria, golpeada duramente por una profunda crisis, era radicalmente distinta en 2014, si la comparamos con épocas seis años más atrás. El fuerte incremento del paro, el cierre continuo de las empresas, los despidos… Los recortes que sufrían las personas en sus carnes y las consecuencias del “rescate” de los bancos. Basta con echar una mirada a la hemeroteca para darse cuenta de la situación.
Hasta entonces el relato prescribía que había que encontrar trabajo después de estudiar, pero la idea del “ascensor social” cayó en quiebra. En esta coyuntura, varias personas decidieron abordar la autoorganización a partir de su experiencia laboral y su capacidad, ya que el mercado de trabajo ya no satisfacía. En poco tiempo, la tasa de creación de la cooperativa en Euskal Herria se triplicó, así lo recuerda Beñat Irasuegi, miembro de la cooperativa Talaios: “Hoy en día esta tasa se mantiene, y probablemente es una señal de que la crisis sigue ahí”. En su opinión, el síntoma más destacado es la precarización del trabajo, “despierta a una gente el deseo de autoformación, aunque también hay un efecto adverso, como el de quienes recurren a la administración en busca de seguridad laboral”.
La trayectoria de la red en esta década no siempre ha sido fruto de una estrategia premeditada. La intuición y las lógicas internas también han marcado la dirección
En 2014 se produjo también la privatización de diversos sectores, en telecomunicaciones, en energía, en finanzas… y se pusieron en marcha proyectos de otro tipo. Ahí hay que situar a Goiener, Koop57 o Fiare. Todos estos ingredientes supusieron la chispa de la economía transformadora y de la nueva ola cooperativa.
“Nosotros no sabíamos nada de cooperativismo, pero teníamos una idea básica: queríamos trabajar con otras cooperativas sobre todo como la nuestra”, recuerda Irasuegi. Además, en aquellos momentos se comenzó a reunir a una gente de la zona catalana de Coop57, con la intención de trasladar esta experiencia al País Vasco, pero para ello era necesaria una masa crítica. En esta línea decidieron realizar una convocatoria abierta en Internet con el objetivo de crear una red. Así nació Olatukoop, la Red de Economía Social Transformadora del País Vasco, el 14 de mayo de 2014.
Inicialmente eran entre ocho y diez empresas, hoy en día es una amplia red de personas socias, miembros y redes territoriales de más de 60 empresas o instituciones de todo el País Vasco. Participa en numerosos proyectos y proyectos y cada vez son más los nodos territoriales que trabajan en torno a la economía transformadora. Olatukoop se ha convertido en un referente ineludible, tanto más allá del canibalismo del mercado como de la actividad cooperativa que sigue el modelo de Mondragón, para muchos agentes e instituciones que quieren construir una alternativa a través de la Economía Social Transformadora.
Aquí la clave es la palabra “transformador”. Sabiendo que en Cataluña el significado de la economía “solidaria” en Euskal Herria no se entiende de la misma manera, que a menudo ha estado ligado al asistencialismo en la ONG, un grupo que estaba “conspirando” en torno a la economía propuso otro concepto político: Economía Social Transformadora (ESE).
Este tipo de economía se basa fundamentalmente en la conciliación de la vida y el trabajo, pero con el objetivo de transformar el sistema económico y la sociedad vigente: “También pretende reflejar el carácter ascendente, que proviene del mundo urbano y que tiene un punto militante”, afirma Leire Udabe, de la cooperativa Lakari. Dice que el “plus” de la economía transformadora es que da otro sentido al trabajo y lo entiende como un proyecto de vida, más allá de la perspectiva productivista. Irasuegi también ha subrayado la importancia de “reubicar” el trabajo porque en un momento dado se estaba abandonando.
Tienen previsto celebrar su aniversario con éxito, con una fiesta organizada el 18 de mayo en Donostia. Pero antes, el 14 de mayo, se celebró un acto político en Pamplona. Además de exponer los retos de cara al futuro, presentaron las Bases Abiertas actualizadas recientemente. En esta carta se habla de la habitabilidad de la vida y de la economía transformadora, de la economía cooperativa, de la (trans)feminista, del vasco, del antiracista… Se habla de la soberanía del trabajo, del control colectivo de los procesos de decisión, de la intercooperación, de la transformación territorial y del patrimonio común… Y de la sostenibilidad ecológica, por supuesto.
Fuente: Argia