Las propuestas de la Economía Solidaria hacen frente al desarrollo de una economía capitalista, financiarizada y alejada de la economía real, centrada en el crecimiento ilimitado de la producción y el consumo al margen de sus efectos sociales y ambientales. Su único objetivo es el lucro y la maximización de beneficios, lo que produce precariedad, pobreza y desigualdad insostenibles. Se trata de un sistema no sólo económico, sino sociopolítico y cultural, basado en relaciones de desigualdad y exclusión por motivos de género, orientación e identidad sexual, edad u origen.
La Economía Solidaria es una visión y una práctica que, dentro de la Economía Social, coloca los procesos de sostenimiento de la vida en el centro de la actividad socioeconómica, situando a las personas, comunidades y entorno ambiental por encima del capital y de su acumulación.
Este modelo promueve y desarrolla iniciativas alternativas en todas las esferas del ciclo económico (financiación, producción, comercialización y consumo), desde valores relacionados, entre otros, con la cooperación, la reciprocidad, la autogestión y la solidaridad. Todo ello desde una perspectiva transformadora que persigue construir economías más comunitarias, democráticas, equitativas, inclusivas y sostenibles. Economías, en definitiva, feministas, ecológicas y solidarias.
En este contexto, la Economía Solidaria reivindica la transición hacia nuevos modelos en los que los seis principios de equidad, trabajo digno, sostenibilidad ecológica, cooperación, reparto justo de la riqueza y compromiso con el entorno posibiliten la generación de iniciativas, espacios y redes económica y socialmente transformadoras
Puedes adherirte a este manifiesto y fortalecer así la Economía Solidaria, porque la transformación de la economía es una cuestión de principios que alientan el desarrollo de prácticas alternativas al servicio de la sostenibilidad de la vida.
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Fuente: Economía Solidaria ORG